Desde la eternidad, Dios no existe solo y aislado, sino que vive como Padre, Hijo y Espíritu Santo en una comunión íntima, rica y gloriosa. La relación trinitaria es una magnífica danza de unidad, impulsada por un amor apasionado, de total entrega, centrado en otro, y de mutuo deleite. Esta vida es única, bella, y maravillosa. Está llena de felicidad, creatividad, y bondad. Y es en esta danza de amor que encontramos la razón de todo cuanto existe, es la matriz del universo y de nuestra existencia.
La asombrosa verdad es que este Dios Trino, en sorprendente y generoso amor, está decidido a abrir el círculo y compartir su vida trinitaria con otros.
–Adaptado de Baxter Kruger