Por medio de la oración se nos invita a estar bajo un tutelaje privado con la Fuente de la máxima sabiduría, a una audiencia diaria con el Autor de la historia, a la comunión con el Origen de toda santidad y amor. Por esos privilegios no hay nada que pagar. Sin embargo, ¿no es raro que dilapidemos nuestros bienes buscando cosas muy inferiores, escarbando entre paja y basura, cuando se nos ofrece una corona de joyas? Las glorias del cielo se ponen a nuestro alcance. La sabiduría de los siglos se nos brinda gratis. Se nos llama a traer nuestros corazones vacíos para llenarlos en las corrientes de santidad y amor.
–John White
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