El Dios del cristianismo ortodoxo es un Dios que ama a indignos, viles pecadores con un amor incondicional, un Dios que sufre voluntariamente en la cruz la pesadilla infernal que fue producto del pecado de estos pecadores, a fin de que ellos puedan formar parte del sueño celestial que El tiene para ellos. Este es un Dios que envió a su propio Hijo eterno y dio su propio Espíritu eterno para envolver a estos pecadores en su propio amor eterno y hacerles partícipes en el gozo eterno de la eterna comunidad del Trino Dios.
–Darrell Pursiful
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